¡Ay, las interjecciones! (2)

Seguimos con las interjecciones, esas palabras que en pocas letras expresan ideas, sentimientos o acciones. Las malsonantes verga, coño o concho aplican para diversos estados de ánimo, que pudieran ser extrañeza, enfado, disgusto, rechazo, sorpresa, y su interpretación depende del contexto. Si hay enfado, pero no quiere usar una expresión malsonante, puede decir jolín, leñe o púchica.

En caso de contrariedad o indignación se puede decir miéchica, miércale y miércoles para no decir mierda (como interjección). Cuando alguien dice una de esas interjecciones malsonantes, yo recomendaría decirle achís, chis, chist, chite, chito, chitón o mutis para imponer silencio.

También se usa coloquialmente ostras para expresar disgusto o asombro. En Costa Rica se dice achará para expresar pesar por lo que no sucede.

Para aprobar tenemos ajá, ajajá, áxcale, ázcale, ujú, unjú, y hasta cheque, este último usado en Honduras para expresar asentimiento o conformidad. Por el contrario, para negar rotundamente se puede decir güechos y nanay.

Para manifestar que algo es grato a la vista, en Bolivia y Ecuador se dice ananay. Si se desea expresar admiración por algo o alguien, basta decir chapeau o chapó, pero si lo que se expresa es burla o risa, lo que se escuchará es ja, jajay, ajajay, je, ji, jo, ju.

Fácata, fo, fuchi, fúchila, guácala, huácala, juácata y tatay son usadas para expresar rechazo o asco hacia algo, pero si esa aversión es hacia alguien, se puede usar hospa, oxte o uste.

Para terminar, lo más apropiado es que les deje algunas interjecciones usadas para despedirse, como abur, agur, chau, chao y adiós.

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Anteriormente vimos: ¡Ay, las interjecciones!

Autor: Mikel Anzola

Pesquisidor de datos curiosos, polígloto apasionado de los idiomas, en especial del español, y en los tiempos libres productor de radio y televisión.